Tomando una taza de té caliente bajo las cobijas redacto este post, con uno de mis vestidos favoritos de nada más y nada menos que Concepción Miranda. Un vestido que me encanta porque para mí plasma la elegancia pero fuerza con la que las tormentas internas a veces nos atacan.
Había escuchado de la crisis de los 25 pero nunca pensé que fuera cierto, y aquí estoy a mis casi 25 huyendo a uno de mis lugares favoritos en el mundo, Puerto Viejo. Refrescando metas, planeando y uniendo ilusiones. Con el mismo objetivo de seguir creando, inspirando y moviendo el arte de sentirnos bien para vernos bien, conociendo en el camino a personas tan inspiradoras como Nati, de Concepción Miranda.
Siempre me pongo un poco poética, pero aún más cuando me identifico a este nivel con una marca liderada por una mujer llena de talento, pero principalmente llena de ese poder que le han dado todas las tormentas que le ha tocado enfrentar.
A veces no entendemos que basta con vernos retados para sacar lo mejor de nosotros, luchar por lo que queremos y ver cada granito de arena como un todo que crece poco a poco. Y a la gente que valora esos pequeños esfuerzos, es a la gente que tenemos que mirar y apoyar.
En lo personal amo sentirme cómoda y este vestido lo siento como una segunda piel. Es increíble el talento, diseño y hasta la confección que caracteriza una marca llena de trabajo y amor.
Desde para una cena de gala en la ciudad, hasta para disfrutar de una boda en la playa, este vestido funciona para cualquier ocasión. ¡Honrando el poder de la versatilidad! Y les digo que a pesar de ser un vestido formal, es tan cómodo que yo lo usaría hasta en un almuerzo especial de domingo.
Y eso que no han visto el resto de las prendas y colecciones camaleónicas de esta marca, otro de los factores con los que me identifiqué mucho. Porque nunca somos los mismo, cambiamos, crecemos y nos transformamos.
Las invito a descubrir Concepción Miranda, y a tomar este post como inspiración para sus looks de fin de año y para buscar un poco de libertad cuando más la necesiten.
Un beso enorme,
La Kovach.
Fotografías: Steven Cooper.
Vestido: Concepción Miranda
Aretes: MANGO